domingo, 31 de diciembre de 2023

Balance 2023

Los comienzos de todas las cosas son apasionantes. Brindé por ello, instintivamente. Este fue un año de esos que se recordará porque es comienzo de una fractura mental y porque transgredí todas las reglas posibles. Cómo comenzó todo? El hito: la tremenda decisión. Presté mi casa y me mudé. Y como toda casa nueva me llevó la euforia de acomodar, pincel en mano, agujereadora, ordenar mis libros, mis petates, hacer jardín, sembrar el césped, coser las cortinas, todo todo todo por supuesto en la armonía disarmónica que se revelan los cambios.

Contra el furor de los que desaniman y no acompañan la causa debí hacer escudo, angustiarme con la fragilidad del desamparo y morir de felicidad con la confianza del acierto de la decisión. No sé si por terca o por emprendedora, gané un espacio conmigo misma que me fortaleció. Muchas veces miré alrededor y respiré aire nuevo, calmadamente, cursando el desarraigo con tibieza. Lloré mucho por la adversidad de los amores y porque esperé lo que no se debe esperar nunca. Quereme como yo quiero que me quieras, no es en absoluto más que un capricho absolutista. Aprendí mucho, me hice más sabia. Transité límites. Rodri me acompañó y eso bastó. Crecí. Y está bueno eso. Escuché como nunca a mi padre, a mi ex, a mi hijo, diálogos largos, asados eternos, meses más fríos que nunca. Hice viajes insatisfechos, me prometí no volver a hacerlos. El mejor viaje fue conmigo pensando para adentro de mi misma, buscando ansiadamente como vivir mejor.

Hace un mes Rodri volvió a sorprenderme; me dio a entender que si no me despabilaba me quedaba afuera de la foto de su casamiento. Había puesto fecha y yo aún no lo creía. Sólo el tema de la foto me recompuso. Lo llamé por teléfono y le dije que me ponía las pilas. Marti me pidió que les diseñe el té para los souvenirs. De golpe me ví con la alquimia de un nuevo sabor y con la artesanía de confeccionar 100 saquitos y 50 pirámides en origami. También me pidió, que en la ceremonia, dijera unas palabras. Entre pliegue y pliegue pensaba en el amor, su amor, mi amor. Hablar de amor justo ahora? Y cuándo si no? Siempre estoy convocando al amor. Creé a Y sin embargo te quiero! Que por cierto este año fue hiper productivo, llené el catálogo de sabores de té, trabajé amorosamente, con disciplina, escribí mucho, fui a ferias, dí capacitaciones a mozos y mozas… LLegaron las fiestas de fin de año, y tuve la fijación de brindar por el amor! No se me ocurre otro brindis: Por el amor, que es para cada uno distinto. No es el mismo para cada cual. El amor no es universal, único. Cuando hablamos del amor, cada uno piensa en algo diferente. Yo aprendí este año de un sopetón que es tremendamente frágil y fabulosamente poderoso. Y creo que por ahí va ir el discurso. Chin chin. Por los que apostamos al amor diariamente, salud!