jueves, 23 de julio de 2009

Recorridos 1 - Paso sin peaje



Me despierto, domingo en Buenos Aires. Abro la ventana para disfrutar un aire fresco cargado de humedades. Me asomo al balcón a mirar los patios ajenos; los patios allá abajo son pequeños oasis. Por supuesto, me saluda un limonero y recuerdo al instante el de mi infancia, el del patio de la tía (algún día les contaré la historia del insólito recuerdo que tenía mi hermano, pero para eso deberán esperar a otro día). Ahora quiero dejarme ir con el tren que escucho a lo lejos, y los pájaros que siempre se dejan estar cuando es temprano y el tránsito no los guarda. Recorro las paredes enmohecidas, las enredaderas, los techos oxidados, las huellas que deja tanta lluvia acumulada en las cosas. No todo es tan viejo como parece aquí, es sólo que el agua desmemoria los años…

Y ahí la descubro: una escalera. Me encanta asombrarme y sonreir y jugar a darle un nombre a las cosas: “lo que une”, “salto de patio en patio”, “pase por el fondo”, “me la presta?”, “tiempo de limones”, “te apoyaste en mi medianera”, “ruta alternativa”, “colectora vecinal”, “paso sin peaje”…