domingo, 29 de diciembre de 2013

Balance 2013




Por los homenajes, las ceremonias, los reencuentros. Por los de ayer y los hoy. Así brindamos el año pasado.  Y con este deseo tremendo, no pareciera casual que estemos preparando en estos días un encuentro más con los chicos de Carrusel, esta gente querida que da vueltas por varias ciudades, de aquí y de lejos. Algunos ya avisaron que venían, a mí ya me salta el corazón, se me estrangula la garganta, pasaron 18 años y algunos tenemos hijos adolescentes.

Otro reencuentro, y sin dudas, el hito más grande de este año, fue un viaje a esquiar con mis sobrinos y Rodri. Lejos fue el momento más lindo del año, estábamos a nada más que a cuatro horas de casa y sin embargo, tan lejos. Fue tan emotivo y tan intenso, tan esperado y tan deseado por todos nosotros que valió la pena el lagrimón que nos pegamos. Un viaje que hizo replantearnos quiénes somos. Porque el quienes somos es una construcción, es lo que hicimos, es nuestra niñez, nuestros amigos. Me reencontré con lugares perdidos, con amigos perdidos, con sentires olvidados. Y también con mi familia. Y eso me dio un sacudón.

Otro reencuentro fue con la guitarra electroacústica, la Antigua Casa Nuñez de Omar, que decidimos reparar una vez que salió del ropero de la Tía. Resolvimos reparar la guitarra sin detenernos a pensar en lo que ocurriría: que volvería a escuchar el mismo sonido de la guitarra, el mismo,  y que ese sonido sería tan poderoso como para despertar otros recuerdos dormidos: las guitarreadas, las juntadas con amigos para “hacer” música, los recitales de Seru Giran que vimos en Zakoga. Tan poderoso como para despertar el dolor. Un día, escuché el solo de Escalera al Cielo. Era Rodri que tomó la posta y será el continuador. Es suya.

Por otro lado, los proyectos grandes (esos que pocos conocen pero que ya me animaré a contar) se van concretando y a cada vuelta de mate, a cada taza de té, a cada capuchino o cada cervecita le choco un brindis para que no se le ocurra a la divina providencia jugarme una mala pasada. Tengo más canas pero más experiencia, capaz que sea por eso, que siempre estoy celebrando. Celebro la gloria de estar vivos, de seguir andando, de mirar hacia delante, de detenernos a mirar para atrás, de saber agradecer, de reír, de hacer música, de leer un libro, de encontrar en la mirada de mi hijo el significado de mi existencia.  Celebrar es honrar, honrarnos. Este es el brindis de este año: por las celebraciones.   

domingo, 22 de diciembre de 2013

Se viene...la Navidad


Podría llamarse "Lectura de vacaciones", también podría ser una "Navidad en Carrusel". Recuerdo el primer año en que viví sola, tuve que improvisar un pino ya que jamás me permitiría no armar el árbol de Navidad o el árbol de Lavida (como decía Miru cuando era chiquita). Mi pino era ni más ni menos que una rama de pino y las bolas, las de cristal de mi abuela y de mis suegros...un lujito. Pero nunca imaginé hacer este pino de libros, esta navidad de palabras, estarán atrapadas las andanzas de Papa Noel?