lunes, 8 de febrero de 2010

La playa es libre - 3era. Parte

La playa es el lugar de la risa loca,

de los castillos de arena interminables de los chicos

y del oportunismo de los vendedores ambulantes a los que sólo les falta vender castillos de arena.

domingo, 7 de febrero de 2010

La playa es libre - 2da Parte

Rodri está fascinado con la playa. Me dice:-Te das cuenta mamá? En la playa hay lugar para todos. La playa es libre.

Hay lugar para todos, para los que están en grupo, para los que están solos...para los viejitos canosos, para las viejitas teñidas...

para los pelados...que disimuladamente acechan, para los jóvenes que juntos acechan sin disimulo...

para los que se tapan su mitad...

para los que se tapan su entero, para los que se destapan...

para los flacos y los gordos, para los negros y los blancos...

para las parejas...

para los hinchas, los abuelos y los nietos...

para los loros y las mascotas. Lugar para todos. No es como en las propagandas que sólamente están los lindos.

sábado, 6 de febrero de 2010

La playa es libre

La playa me da esa sensación de libertad pocas veces sentida, tal vez comparable a la libertad que dan otras inmensidades. Pero parece que no es un sentimiento propio, es una libertad sentida por todos, si no, no se comprendería la fantástica desfachatez de la incompostura que se desparrama en la playa, todos casi en bolas luciendo lo que tienen deslucido. No sé quién es el culpable, si la aridez de la arena, la sequedad del viento, el ardor del sol o la violencia del agua, o acaso, la conjunción de todos, los que provocan esta libertad incondicional. Lo que sí sé es lo mucho que tiene de primitivo y de absolutamente sensual. Escuché a Rodri diciendo – Quién fue el alucinado que inventó el mar? Capaz que alguien que no quería dejar de arder, que pensó en el desvarío de hacer erizar la piel, de tocar, de despeinar, de sacudir para hacer perder el equilibrio y tambalear, que quiso aventurarse en amores incontrolados y en sueños siempre dispuestos. Vuelvo a pensar en la libertad desmedida de este pensamiento descalzo y con huella y con risa loca.