viernes, 31 de diciembre de 2021

Balance 2021

Creo que el deseo de una pronta vacuna debe haber sido el deseo de muchos habitantes de este mundo. Tanta esperanza acrecentada y tantos números dimensionados en casos, ciudades, géneros, hospitales, edades. Nos volvimos expertos en estadísticas, en comunicación, en ordenamiento de reglas, en protocolos. Casi robotizados, esperamos los turnos de la vacuna. Cuando le tocó el turno a los de mi edad yo no lo podía creer porque sabía que los de mediana edad seríamos los últimos y nunca imaginé que sería este año. Ni hablar cuando se hizo el llamado para la segunda. Y para la tercera! Por suerte conozco muchas personas que se emocionaron en el vacunatorio. También muchas personas que se sacaron fotos para retratar tan importante momento y no pocas personas se tentaron a subirlas a las redes en un acto desmedido por presumir. Espero recordar por mucho tiempo el aplauso al finalizar, porque estas acciones en masa me desencadenan el llanto. Se aplaudió a los científicos y al estado, y a vos y yo que nos animamos. Se aplaudió a la grandeza y a la inteligencia, al conocimiento y a la responsabilidad. A la humanidad entera. Y por supuesto, se aplaudió a la vida. Porque tanta fue la muerte derramada. Tan rápido y tan antes de tiempo partieron algunos amigos. Los primeros grandes protagonistas fueron los médicos. Los segundos, los enfermeros. Los terceros, los viejitos. Pascual salió a la calle después de mucho tiempo de estar confinado. Comenzamos a ver a los amigos aunque tomando distancia. Las mesas de Gula se llenaron porque la gente moría de ganas por salir y Rodri supo dar una propuesta interesante…una choripanería gourmet que admiró a más de un visitante del pueblo. Yo estuve intensamente trabajando, en parte porque pienso que es la mejor manera de no caer en la batalla. Pero también con la certeza de que es la única forma de salir adelante. No fue un año apacible. Viví separaciones y sobresaltos. Marcas serán, cicatrices. Algo de angustia se deja ver en mis párpados caídos y en la piel llena de manchas por los soles de la juventud. Extrañé más de la cuenta. En los últimos meses del año, tuvimos el reencuentro con nuestra querida banda de música. Lo disfruté con la fascinación que dejan los juguetes nuevos. Estábamos todos, me acuerdo de esa foto, todos! Cada cual se fue recuperando de sus achaques de salud. Sólo el Choli, que fue por muchos años nuestra mejor compañía, faltó, se fue sin el abrazo prolongado que me daba los sábados cuando nos despedíamos. Casi sin notarlo, llegó una Navidad a la que ya sabíamos que alguien iba a faltar. Dacio puso la estrella en el árbol porque es el chiquitín de la familia. Todas las ceremonias que durante años insisto en preservar están a salvo con él que ya sé que será mi mejor aliado. El fin de año nos encontró pensando en viajes, en partidas y en un futuro distinto al de este año atroz, desordenado y con tantos asaltos al corazón. Alzamos las copas, ya la vacuna está, sólo falta una vida más armoniosa, que los pesares pesen menos y ahí va el deseo: que se venga un aire nuevo, de colores, fresco.