sábado, 31 de diciembre de 2016

Balance 2016



Brindar por los grandes sueños, fue el brindis del año pasado.
Cuando uno habla de grandes sueños parece hablar de un augurio para los grandes. Nunca me sentí grande del todo. Pero después de este año, así me siento: grande. 
Grande porque soñé despierta con cosas lejanas e inmensas y aún cuando trabajé cual hormiga pequeña para conseguirlas, sí, contra viento y marea, contra humedades y tormentas, contra enojos y decepciones, contra resfríos y enfermedades; salía el sol de la certidumbre de que todo se alcanzaría. Estar con Eva más de la cuenta, me daba el ímpetu y el valor que mi madre sella en todas las cosas, por lo que eso nunca me faltó. En el cansancio de nuestras noches, brindábamos muchas veces con un champán, por los logros de ese día.    Al fin terminamos de recuperar la casa, luego de muchísimos viajes, que nos acercaron nuestras naturales lejanías. Ya era una nueva Navidad que nos encontró en la casa del Tío Guille, recuperando el recuerdo de la felicidad. Vi a Martín llorar de felicidad, lo cual no es poca cosa para un pisciano escéptico como él. Y su llanto no era para menos, o no estoy hablando de grandes sueños? Este año, nació Adora Nina, llegada una mañana de invierno justo cuando yo en mi enésimo viaje me encontraba perdida en Luján (que por mucho tiempo fue como el Triángulo de las Bermudas, jaja). LLegó dándonos a entender varias cosas: que la belleza existe, que la felicidad existe y que el amor también existe. Y que se agrandaba la familia. Con ella conocimos a una nueva abuela, un nuevo tío, y el árbol genealógico extendió sus ramas.
En pleno invierno, aun cuando en el valle las ramas están sin hojas, es preciso mirar los brotes, que son como promesas de lo que vendrá. De igual forma, viví la maravilla de los secretos develados, tímidamente ocultos como las yemas, brote promesa reserva para seguir viviendo; y me sentí doblemente grande, con grandes sueños nuevos para hacer crecer.
En los grandes sueños está incluida la graduación de Miranda, que nos juntó a toda la familia, cual Campanellis, en un viaje a Córdoba sin igual. Su tesis aprobada con 10,  recordaba la genética de sus padres, y Omar una vez más brilló en su presencia. Viaje de turismo y aventuras, anécdotas e historias. Conocimos a Pablo al que deseo sea parte de nuestra tribu.
Y en los grandes sueños de este año, también tiene su trono Rodri, por su graduación de la secundaria y salto a Buenos Aires, en donde vivirá en nuestra casa recuperada, recuperando a la Tia Gorda a la que vimos andar por su casa sonriendo orgullosa,  rozándonos el hombro con levedad, mirándome desde el altillo, sudorosa cuando plantamos el jazmín y nostálgica en el recuerdo de sus rosas chinas; queda cuidándolo no hay dudas.
Así como una proyección de espejos, así proyecté mi propio sueño en el de Rodri. Así lo ví crecer, me ví crecer. Me soñé, me espejé y a lo largo del año, me despedí una y otra vez; y en cada bienvenida, ya vivía con intensidad la fugacidad de las despedidas y encendía la cámara lenta para retener la imagen. Se sucedieron en catarata, las últimas veces de todas las cosas. Para Rodri todo era por última vez, lo que le confería un clima de muerte en algún sentido. Sin embargo, para mí era la primera última vez de todo.  Ya saben que yo mido los grandes sueños en la pequeñez de las cosas cotidianas. Pero así se sucedieron los hitos de esta historia: 1) La Gran Noche de Bienvenida al  Buzo de Egresados (en la que no sólo pintaron una bandera sino también parte de mi mobiliario), 2) La colosal y renombrada Fiesta de 18 años intitulada Gordoh Fest (que empezó siendo para 50 y se agregaron 100 más, incautos que llegaron bajo la lluvia, convertida en barro que tapizara los pisos de la casa), 3) Día de la Madre, limpiando los restos de la Fiesta (qué otra cosa puede hacer una madre para ser feliz? Además de saber que era la primera y última vez que limpiara los restos de la fiesta del cumple N° 18? 4) La Colación de Grados (incluida la previa de la elección de las personas que le otorgarían el diploma, la amada Miss Mary y el capo de Mr Pablo), 5) El Baile de Egresados (lo mejor, la elección del traje con la abuela y los zapatos con el abuelo; lo peor, las peleas,  pero nadie quiere mencionar las miserias del alma ajena en este texto; y lo deseado: una fiesta maravillosa), 6) El Viaje de Egresados (no hay palabras, tal vez exultante? excitado exitoso? jaja). Queda claro que 5to. es una fiesta? No hay parangón de felicidad por muchos años. En todo sentido se cumplieron los grandes sueños. Tal es así que cuesta brindar por más. Pero no me achico, brindo: por los nuevos grandes sueños.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

A change Is Gonna Come

Playing For Change



Es un sentimiento.
Querida letra. Queridos todos. Los adoro!


miércoles, 13 de julio de 2016

Memoria

Amia

Memoria

Todo esta escondido en la memoria

arma de la vida y de la historia 

 

sábado, 7 de mayo de 2016

La insoportable levedad



En este otoño nuevo o viejo




El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive sólo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores.

¿Es mejor estar con Teresa o quedarse solo?

No existe posibilidad alguna de comprobar cuál de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero ¿qué valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni siquiera boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro.

«Einmal ist keinmal», repite Tomás para sí el proverbio alemán. Lo que sólo ocurre una vez es como si no ocurriera nunca. Si el hombre sólo puede vivir una vida es como si no viviera en absoluto.



Milan Kundera









Mientras preparo el clásico budín de limón de los domingos, subo las fotos del otoño, pienso en Kundera, en la posibilidad de vivir repetidas veces este último año de Rodri en casa, en este peso absoluto que tienen los minutos y en la levedad insoportable que deja la lluvia de este otoño imprevisible...