viernes, 6 de septiembre de 2013

Dos puertas


Por la puerta rosada seguramente entro yo todas las noches. Hace mucho que las descubrí pero nunca llevaba la cámara o peor, el día que la llevé no tenía la distancia suficiente, vereda angosta y siempre algún auto estacionado enfrente. Soñé varias veces con abrirla, jugué a adivinar cómo era adentro. La humedad de la cordillera se siente en cada astilla. La nieve las golpeó, alguna fina dama las abrió.
Adónde irán las puertas antiguas, a qué sitio recóndito de la historia, qué secretos tendrán estos zaguanes...