Este poema me marcó personalmente. Tal vez haya otros más fuertes más sabios más irónicos…pero este a mí me ayudó a pensar y a arrancar de nuevo, atando un hilo a lo más importante, por eso es que está aquí.
ATÁ EL HILO Y COMENZÁ DE NUEVO;
atalo a dos puntas,
al último pelo de la barba.
Es necesario
-tan después y siempre,
tan de antes-
estar atado a un hilo
-cordón de ombligo
cortado a uña o diente
o con tijera-.
El hilo
atándote de cuatro pies
al suelo.
El hilo de la mano que te lleva,
el mapa dibujado,
la montaña
y la ínsula
donde perdés la pureza,
el lago de la lágrima,
la gota en la pared.
El hilo sobre los pies seguros
caminando,
y es lo mismo otro barco
el mismo puerto
y olvidás algo en el umbral:
un impermeable,
y llueve.
El hilo de los ojos,
el hilo del deseo
-la noche por una calle larga
con los balcones altos
y las puertas cerradas-.
El hilo de saber que se corta
y atarlo haciendo nudos con remiendos,
atarlo a llagas,
a muletas;
trenzando el hilo,
dándole raíces
para que encuentre
un cuerpo
la forma de la tierra.