De oficio: titiritero (y con el mameluco puesto).
Pero algo más: fue un pionero en Argentina de este arte milenario que es el títere.
Pero todavía más: fue un creador, un poeta, un escritor (para chicos, para grandes, para todos!).
Pero también: era un amigo de los pájaros, de las palabras, los juegos y la vida. Y por sobre todas las cosas: fue un soñador y un buscador de sueños. Y el que sabe buscar, anda. Y él sabía de andanzas, era un trotamundos que no se cansaba de recoger historias ajenas (que recopilaba, juntaba, apilaba, editaba) y de contar las propias. Tenía una carreta llamada
Decía Javier alguna vez hablando de los títeres de todo titiritero:-Son la continuación de sus manos, su sombra, la piel por la que respira y vive”.