lunes, 16 de agosto de 2010

Inviernazo

Madura el limonero y le doy rienda suelta a los tés y a los quereres. No termino el patchwork todavía porque es lindo tener algo de lana en mis adentros. Florece el duchaznero, como me dice mi amigo el vendedor de duraznos. Y entre gripes y cumpleaños, nieve y vacaciones; me atrevo a soñar, desde ahora en voz alta. Será porque crecí un año más, o como dice Borges, uno aprende.



Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor
no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender.

Que los besos no son contratos

y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas

con la cabeza alta y los ojos abiertos

y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de
caerse en la mitad.
Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma, en lugar
de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende...
y con cada día uno aprende.


Jorge Luis Borges