Aprendí
que los caminos, cuanto más sinuosos y escabrosos son, más altos tenemos que
hacer en el andar. No tan sólo para respirar pensar descansar sino para calcular
cómo encarar lo que falta lo que queda lo que hay. En el detenimiento uno mira
el paisaje distinto; no es lo mismo que
verlo con el vértigo del movimiento, con
la velocidad de lo inalcanzable lo infinito lo pasajero. Cuando uno para, ve nítido; siente la caricia del sol y la modorra,
y cada gota que cae sobre la piel cuando se ducha; escucha el trino al amanecer
los perros a la noche los gatos a la siesta, en fin… siente. Y es eso lo que pasó,
me la pasé sintiendo. Cada parada no era más que una excusa atolondrada para
contar estrellas, o mirar la corriente del río. A veces, en el abismo de la
sala de espera de un hospital te encontraba Omar en un recuerdo. Y en cada
excusa se encerró la más terrible de las verdades: el cielo nunca es el mismo,
el río…menos. Volví a la banda gracias al maestro que intuye siempre mis
necesidades de andar fluir soplar…Seguramente, gracias a que paré o sea en una de mis paradas, me encontré
sin querer con el Chinito, porque parangonando a Serrat, así de caprichoso es
el azar. Escuché una música nueva, su música. Y me atreví a preguntarme cómo
sería mi piel junto a su piel. No existen explicaciones para el amor, cómo
nace, de dónde viene, por qué, así que así fue. Rodri no dejó de sorprenderme; como cada año me deja boquiabierta y éste es el de mayor apertura de
boca…recuerden que estaba detenida, me había sacado los zapatos, así que
descalza uno siente el paso y la huella blanda en la arena pero también el
dolor del talón partido. En medio de todas las declaraciones de amor, mi madre
no dejaba de dolerme. El paso lento fue más lindo de a dos, fue muchas veces
paso bailado, paso abrazado, paso esperado, paso extrañado…De golpe y para despabilarnos, nos preparamos para el "gran evento gran" del año, nos excitamos y lucimos y brillamos en la inauguración del Complejo Cultural ante 400? vecinos y amigos de Cipolletti. En algún momento no
preciso empezamos con las tardes de grabaciones; grabar un disco con la banda
es el sueño más maravilloso que he tenido y una oportunidad que pocos tienen, me sentí elegida suertuda envuelta
en disciplina exactitud tiempo rigor, y la exigencia de acompasarnos sí o sí…pero
las flautas ya veníamos enredando nuestras melodías desde hacía rato. Al son de
este amor ineludible fueron madurando los frutos de nuestras huertas, y también
mi hijo y sus hijos; y la Navidad nos encontró a todos juntos. Y también juntos,
este fin de año y este Año Nuevo, y alzo la copa y brindo para que retroceda la muerte, porque
vivir es demasiado lindo.