Por los recorridos, así brindamos el año
pasado. Los recorridos que dejan huella de andares firmes, vaya que los hubo
este año! Y los recorridos que uno hace como flotando en la niebla que se
escurre entre las cosas, que no dejan pisada, capaz que nadie los recuerde dentro
de algún tiempo, pero que el aire del sur los renueve de a ratos. Los
recorridos que uno hace de ida y vuelta, los que van para atrás en el tiempo y
vuelven al presente para instalar lo que instalan las cosas vividas. Este año
hubo de todo esto. Como vino Raco a visitarnos, vivimos para atrás muchos días
del año, llegué a mis 12, pasé por mi adolescencia, la universidad, la
maternidad, y volvía con total facilidad cada vez más nítidamente haciendo
cálculos de fechas en función de los hitos históricos y mi recuerdo traía a
Omar de la mano y se lo ponía en la mano de todos, especialmente de Gina y
Antonio que aprenden a conocerlo de esta manera. Fuimos con él a los lugares conocidos y adorados, a la cima
de la montaña que es como el lugar de los dioses, a los lagos, a esa meseta inalcanzablemente
extensa y le llenamos los ojos de paisaje patagónico para que no lo extrañe
tanto...Y nos reencontramos con gente convocada para la ocasión de homenajearlo
y quedó llenita el alma de tanto recuerdo foto abrazo, nunca había repetido
tanto la frase: te acordás? Y como siempre digo es estresante no recordar lo
que otro recuerda y viceversa, uno hace esfuerzos inútiles por concordar y
muere de felicidad en el encuentro de los recuerdos!
También fui y vine a los años en que fui maestra
rural, fue casi sin querer, convocada
para restaurar los bancos de madera, recuperar un poquito de historia y así
dejar a la escuela de María Elvira preparada y hermoseada para festejar sus 80
años; armamos un aula ambientada en 1935 y bueno, yo que soy la reina de las emociones,
no advertí el vértigo que me provocaría tanto reencuentro de exalumnos y
excompañeros…y agradecí por invitarme porque fue un regalo…y me dejó mirar para
atrás y ver el recorrido una vez más…
Este 2015 nos dejó recorrer los 20 años
de la publicación del Libro de Carrusel y los 30 años del Centro de Escritores,
buscar más y más fotos y vernos tan jóvenes…Otro recorrido fue a mi Buenos
Aires natal. Volver siempre es nostalgear con las veredas los vecinos la plaza
el shopping la avenida, volver es recuperar algo, el olor del barrio, el
rechinar del colectivo sobre los adoquines, el charco alquitranado, y es
nostalgear también con sus presencias, de Omar el diarero un mediodía más
hablando de su quiropraxis, de Juan Carlos de La Cuyanita sacando la cabeza por
la vidriera, de la Tía Elsa emocionada, y es nostalgear con sus ausencias, todo
lo que ha desaparecido por la voluntad del tiempo, de la modernidad o de la
baja estabilidad de las herencias. Y repetir en voz alta, para que no se
escapen los recuerdos: sabés Rodri lo que había acá? Dos viajes fueron tan
reparadores como desgastantes, así los recorridos así el cansancio así los
encuentros que abrazan así.
Los recorrí disfrutando a mi hijo saltar
de a ratos su adolescencia para parecer más grande, ir a votar juntos, discutir
los candidatos y sus modelos de país, escucharlo hablar de amor cholulamente …y
sin dejarme opinar más acerca de este asunto… no hay caso, no se da cuenta que
soy una entendida, una experta, una master…me tengo que contentar con enseñarle
los secretos de la cocina y descreerme del poder absoluto de mis enseñanzas.
Recorrí mis tiempos de tés,
despacitamente, como suelen hacer los orientales, dejando a Ohno que me
tranquilice con sus palabras de mentor, sensei, padrino, dejándome recorrer
este camino descalza para sentir más lindo, con la piel la sonrisa y el
corazón. Los pies en el camino justo, los sueños lo suficientemente grandes
para no perderlos de vista. Brindemos entonces por los grandes sueños!