Los comienzos de todas las cosas
son apasionantes. Brindé por ello, instintivamente. Este fue un año de esos que
se recordará porque es comienzo de una fractura mental y porque transgredí
todas las reglas posibles. Cómo comenzó todo? El hito: la tremenda decisión. Presté
mi casa y me mudé. Y como toda casa nueva me llevó la euforia de acomodar,
pincel en mano, agujereadora, ordenar mis libros, mis petates, hacer jardín,
sembrar el césped, coser las cortinas, todo todo todo por supuesto en la
armonía disarmónica que se revelan los cambios.
Contra el furor de los que
desaniman y no acompañan la causa debí hacer escudo, angustiarme con la
fragilidad del desamparo y morir de felicidad con la confianza del acierto de
la decisión. No sé si por terca o por emprendedora, gané un espacio conmigo
misma que me fortaleció. Muchas veces miré alrededor y respiré aire nuevo,
calmadamente, cursando el desarraigo con tibieza. Lloré mucho por la adversidad
de los amores y porque esperé lo que no se debe esperar nunca. Quereme como
yo quiero que me quieras, no es en absoluto más que un capricho absolutista.
Aprendí mucho, me hice más sabia. Transité límites. Rodri me acompañó y eso
bastó. Crecí. Y está bueno eso. Escuché como nunca a mi padre, a mi ex, a mi
hijo, diálogos largos, asados eternos, meses más fríos que nunca. Hice viajes
insatisfechos, me prometí no volver a hacerlos. El mejor viaje fue conmigo
pensando para adentro de mi misma, buscando ansiadamente como vivir mejor.
Hace un mes Rodri volvió a
sorprenderme; me dio a entender que si no me despabilaba me quedaba afuera de
la foto de su casamiento. Había puesto fecha y yo aún no lo creía. Sólo el tema
de la foto me recompuso. Lo llamé por teléfono y le dije que me ponía las
pilas. Marti me pidió que les diseñe el té para los souvenirs. De golpe me ví
con la alquimia de un nuevo sabor y con la artesanía de confeccionar 100
saquitos y 50 pirámides en origami. También me pidió, que en la ceremonia,
dijera unas palabras. Entre pliegue y pliegue pensaba en el amor, su amor, mi
amor. Hablar de amor justo ahora? Y cuándo si no? Siempre estoy convocando al
amor. Creé a Y sin embargo te quiero! Que por cierto este año fue hiper
productivo, llené el catálogo de sabores de té, trabajé amorosamente, con
disciplina, escribí mucho, fui a ferias, dí capacitaciones a mozos y mozas… LLegaron
las fiestas de fin de año, y tuve la fijación de brindar por el amor! No se me
ocurre otro brindis: Por el amor, que es para cada uno distinto. No es el mismo
para cada cual. El amor no es universal, único. Cuando hablamos del amor, cada
uno piensa en algo diferente. Yo aprendí este año de un sopetón que es
tremendamente frágil y fabulosamente poderoso. Y creo que por ahí va ir el
discurso. Chin chin. Por los que apostamos al amor diariamente, salud!