Como ocurre en la vida, en
todas las vidas, hay años que merecen enterrarse, años que merecen olvidarse porque aunque quisiéramos aprender algo de
ellos cuesta tanto ver el por qué de las cosas… por qué dejamos de soñar…por
qué los rumbos se pierden…por qué enfermamos… …por qué nos desilusionamos,
desamoramos, desesperamos, destejemos, desluchamos. Sucedió en todas las vidas
pasadas, se sucedieron guerras que no se entendían y que destartalaron el orden
de las cosas…por qué no pueden sucederse años que desarman, que empobrecen, que
dejan morir alguna parte de nosotros mismos. Hace trece años viví un año
similar que me dejó como sacudida por un tsunami y aún no lo entiendo por lo
que supongo tampoco entenderé éste. Qué difícil es hacer un balance
desbalanceado, casi no tiene pronunciamientos, las oraciones se tachan, los
discursos se borran, la tristeza se descontrola y los brindis parecen imágenes
congeladas y desconectadas de la realidad…esa que dice esa no soy yo…esos no
somos nosotros. Esto, no me puede estar pasando a mí. Cierro los ojos y pienso
que es un sueño con final no correspondido, no obstante abro los ojos y recorro
con la mirada ciega algunos momentos que hicieron una chispita en el corazón,
lo mimaron, le hicieron una caricia, como un bálsamo...en la jerga popular se
diría: una de cal y una de arena. Aquí enumero…El viaje en el que ayudé a Rodri
a tomar decisiones importantes, una nueva carrera, que es como redefinirse,
repensarse…y eso exige ante todo, valor. Apostar a algo nuevo es audacia, sin
duda su virtud más visible. Me gustó estar ahí y ser parte de eso…me hizo
sentir importante…Y el otro viaje, en el que nos escapamos a Bariloche a poner
la mente en blanco. Otro viaje más? El viaje en el que rescaté a Gina de una
situación límite y sin querer lo disfrutamos como nunca antes lo habíamos
soñado, las cosas que salen sin planear siguen siendo para mí las más hermosas…en
medio de algo feo nos pasó algo lindo. Qué más destacar del año? Miranda
recibió su título y más tarde, el premio a la mejor alumna, y el orgullo que embarga
a la familia y las emociones que nos revitalizan. Y Antonio egresó del cole y tuvo
marcas nuevas como atleta…Y El Benja se jubiló después de 40 años de vida en
nuestra empresa y lo premiamos por su amistad y su lealtad…nos hizo mirar la
historia, buscar su legajo, repasar momentos que estaban latentes en algún
lugar y se dispararon como cohetes…estoy acá reviendo fotos para hacerle un
homenaje y su paso por esta vida y por nuestras vidas me enorgullece de tal
manera, que me da la entereza para finalizar el año, como un cuento con un
final no tan feliz…aquí…brindo por el fin de este sinuoso y escabroso
recorrido.
domingo, 31 de diciembre de 2017
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