Brindar por los grandes sueños, fue el
brindis del año pasado.
Cuando uno habla de grandes sueños parece
hablar de un augurio para los grandes. Nunca me sentí grande del todo. Pero después
de este año, así me siento: grande.
Grande porque soñé despierta con cosas
lejanas e inmensas y aún cuando trabajé cual hormiga pequeña para conseguirlas,
sí, contra viento y marea, contra humedades y tormentas, contra enojos y
decepciones, contra resfríos y enfermedades; salía el sol de la certidumbre de
que todo se alcanzaría. Estar con Eva más de la cuenta, me daba el ímpetu y el
valor que mi madre sella en todas las cosas, por lo que eso nunca me faltó. En
el cansancio de nuestras noches, brindábamos muchas veces con un champán, por
los logros de ese día. Al fin terminamos
de recuperar la casa, luego de muchísimos viajes, que nos acercaron nuestras
naturales lejanías. Ya era una nueva Navidad que nos encontró en la casa del
Tío Guille, recuperando el recuerdo de la felicidad. Vi a Martín llorar de
felicidad, lo cual no es poca cosa para un pisciano escéptico como él. Y su llanto
no era para menos, o no estoy hablando de grandes sueños? Este año, nació Adora
Nina, llegada una mañana de invierno justo cuando yo en mi enésimo viaje me
encontraba perdida en Luján (que por mucho tiempo fue como el Triángulo de las
Bermudas, jaja). LLegó dándonos a entender varias cosas: que la belleza existe,
que la felicidad existe y que el amor también existe. Y que se agrandaba la
familia. Con ella conocimos a una nueva abuela, un nuevo tío, y el árbol
genealógico extendió sus ramas.
En pleno invierno, aun cuando en el valle
las ramas están sin hojas, es preciso mirar los brotes, que son como promesas
de lo que vendrá. De igual forma, viví la maravilla de los secretos develados, tímidamente
ocultos como las yemas, brote promesa reserva para seguir viviendo; y me sentí
doblemente grande, con grandes sueños nuevos para hacer crecer.
En los grandes sueños está incluida la
graduación de Miranda, que nos juntó a toda la familia, cual Campanellis, en un
viaje a Córdoba sin igual. Su tesis aprobada con 10, recordaba la genética de sus padres, y Omar
una vez más brilló en su presencia. Viaje de turismo y aventuras, anécdotas e
historias. Conocimos a Pablo al que deseo sea parte de nuestra tribu.
Y en los grandes sueños de este año, también
tiene su trono Rodri, por su graduación de la secundaria y salto a Buenos
Aires, en donde vivirá en nuestra casa recuperada, recuperando a la Tia Gorda a
la que vimos andar por su casa sonriendo orgullosa, rozándonos el hombro con levedad, mirándome
desde el altillo, sudorosa cuando plantamos el jazmín y nostálgica en el
recuerdo de sus rosas chinas; queda cuidándolo no hay dudas.
Así como una proyección de espejos, así proyecté
mi propio sueño en el de Rodri. Así lo ví crecer, me ví crecer. Me soñé, me
espejé y a lo largo del año, me despedí una y otra vez; y en cada bienvenida,
ya vivía con intensidad la fugacidad de las despedidas y encendía la cámara
lenta para retener la imagen. Se sucedieron en catarata, las últimas veces de
todas las cosas. Para Rodri todo era por última vez, lo que le confería un clima
de muerte en algún sentido. Sin embargo, para mí era la primera última vez de
todo. Ya saben que yo mido los grandes
sueños en la pequeñez de las cosas cotidianas. Pero así se sucedieron los hitos
de esta historia: 1) La Gran Noche de Bienvenida al Buzo de Egresados (en la que no sólo pintaron
una bandera sino también parte de mi mobiliario), 2) La colosal y renombrada Fiesta
de 18 años intitulada Gordoh Fest (que empezó siendo para 50 y se agregaron 100
más, incautos que llegaron bajo la lluvia, convertida en barro que tapizara los
pisos de la casa), 3) Día de la Madre, limpiando los restos de la Fiesta (qué
otra cosa puede hacer una madre para ser feliz? Además de saber que era la
primera y última vez que limpiara los restos de la fiesta del cumple N° 18? 4)
La Colación de Grados (incluida la previa de la elección de las personas que le
otorgarían el diploma, la amada Miss Mary y el capo de Mr Pablo), 5) El Baile
de Egresados (lo mejor, la elección del traje con la abuela y los zapatos con
el abuelo; lo peor, las peleas, pero
nadie quiere mencionar las miserias del alma ajena en este texto; y lo deseado:
una fiesta maravillosa), 6) El Viaje de Egresados (no hay palabras, tal vez
exultante? excitado exitoso? jaja). Queda claro que 5to. es una fiesta? No hay
parangón de felicidad por muchos años. En todo sentido se cumplieron los
grandes sueños. Tal es así que cuesta brindar por más. Pero no me achico, brindo:
por los nuevos grandes sueños.